La cómica estadounidense Sarah Silverman ha demandado a OpenAI, fabricante de ChatGPT, y al gigante tecnológico Meta, alegando que se han infringido sus derechos de autor en el entrenamiento de los sistemas de IA de estas empresas.
Sistemas como ChatGPT aprenden a imitar el lenguaje humano analizando grandes conjuntos de datos de texto humano.
Meta no ha querido hacer comentarios. OpenAI aún no ha respondido a las preguntas de la BBC. Además de Silverman, otros dos autores han presentado una demanda colectiva.
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La demanda contra OpenAI alega que, sin el consentimiento de los autores, "sus materiales protegidos por derechos de autor fueron ingeridos y utilizados para entrenar a ChatGPT".
La demanda contra Meta, propietaria de Facebook e Instagram, se refiere a su sistema de inteligencia artificial LLaMa. El sistema, que en un principio se puso a disposición de un pequeño grupo de usuarios dedicados principalmente a la investigación, se filtró posteriormente en Internet.
LLaMa es un "gran modelo lingüístico fundacional" diseñado para ayudar a la investigación en IA. En otras palabras, es un sistema de IA muy grande que puede utilizarse en diversas tareas.
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Los autores afirman que sus libros aparecen en un conjunto de datos, compilado por otra organización, que se utilizó para entrenar el sistema LLaMa.
Patrick Goold, profesor de Derecho en la City University de Londres, declaró a la BBC que es probable que ambos casos se reduzcan a si el entrenamiento de un gran modelo lingüístico es una forma de uso legítimo o no.
Los abogados que asisten al grupo, Matthew Butterick y Joseph Saveri, ya están implicados en un caso anterior contra OpenAI presentado por dos autores.
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Escriben que "desde el lanzamiento del sistema ChatGPT de OpenAI en marzo de 2023, hemos tenido noticias de escritores, autores y editores preocupados por su extraña capacidad para generar texto similar al que se encuentra en materiales textuales protegidos por derechos de autor, incluidos miles de libros".
Pero otros expertos jurídicos han puesto en duda que pueda decirse que OpenAI ha copiado libros.
El año pasado, el bufete presentó dos demandas, una en nombre de programadores y otra en nombre de artistas, que creen que sus derechos han sido vulnerados por los sistemas de IA.