Un estudio encuentra que los niños están un poco confundidos acerca de las capacidades de los dispositivos inteligentes.
1. Falta de claridad sobre los dispositivos inteligentes
Los niños pequeños carecen de una comprensión clara sobre si los dispositivos inteligentes, como Alexa y Siri, poseen sentimientos similares a los humanos, según un nuevo estudio. Investigadores en Escocia llevaron a cabo una encuesta con más de 160 niños de entre 6 y 11 años, revelando que muchos no tienen una percepción definida sobre si estos dispositivos pueden pensar por sí mismos. Esta investigación fue informada por Live Science.
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2. Aspectos destacados del estudio
El estudio, publicado en la revista Computers and Education: Artificial Intelligence, resalta varias conclusiones significativas.
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3. Percepciones sobre la inteligencia de los dispositivos
En general, la mayoría de los niños tienden a sobreestimar la inteligencia de los asistentes conversacionales y no tienen una comprensión clara de los sentimientos o la autonomía de estos sistemas. Muchos carecen de una percepción precisa en cuanto a los aspectos de seguridad y privacidad de los datos.
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4. Diferencias en la percepción
Alrededor del 33% de los niños creía que los dispositivos podían pensar por sí mismos, mientras que otro 40% no estaba seguro al respecto. Sin embargo, solo el 1% de los encuestados los consideraba "humanos", con la mayoría (80%) clasificándolos como inteligencia artificial.
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5. Actitudes hacia los dispositivos
La mayoría de los niños (aproximadamente el 70%) expresaron que sería incorrecto ser grosero con un dispositivo inteligente. Además, casi el 70% de los niños de 8 años pensaron que no sería correcto desechar el dispositivo si se rompe, aunque esta opinión disminuyó entre los niños de 11 años, con solo el 37% compartiendo esa perspectiva.
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6. Implicaciones y recomendaciones
Los hallazgos del estudio sugieren la necesidad de educar a los niños sobre la inteligencia artificial en las escuelas. Además, los diseñadores de tecnología deben ser cautelosos para evitar que sus productos de inteligencia artificial induzcan a los niños a creer que son similares a los humanos. Judy Robertson, coautora del estudio, enfatiza la importancia de que la inteligencia artificial no se presente de manera excesivamente humana o inteligente, lo cual puede resultar confuso para los niños, como se explica en un comunicado de la Universidad de Edimburgo.
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